El desastroso papel de Francia en el Mundial de 2010 ha escrito posiblemente su último capítulo, no menos polémico que los acontecimientos que salpicaron al equipo en Sudáfrica. Raymond Domenech, el seleccionador en ese campeonato, ha llegado a un acuerdo con su federación por el que recibirá 975.000 euros como indemnización por su despido y como conclusión al ridículo hecho por su conjunto.
Tras caer en la primera fase, después de que Anelka fuera expulsado de la concentración por insultarle en el partido contra Uruguay y una vez que el equipo se amotinara y se negara a entrenarse en la víspera del duelo contra el anfitrión, Sudáfrica, entre otros sucesos, la federación destituyó a Domenech a la conclusión del torneo. A su vez, el entrenador la demandó en noviembre de 2010 y le reclamó 2,9 millones de euros.
El presidente del organismo francés, Noël Graët, celebró ayer el acuerdo con Domenech mientras media Francia se echaba las manos a la cabeza. Y es que el preparador, a pesar de haber llegado a la final del Mundial de 2006, perdida ante Alemania, nunca caló.
Domenech formó parte del grupo de técnicos que en 1994 tomó con éxito el mando del centro futbolístico nacional de Clairefontaine ante el Mundial que se iba a disputar en su país cuatro años después. Más tarde dirigió como seleccionador sub 21 a varias de las generaciones más valiosas de Les Bleus, pero no ganó el Europeo de la categoría y solo metió a Francia en unos Juegos Olímpicos, los de Atlanta 1996.
En 2004, tras la experiencia con Jacques Santini, la federación mantuvo su idea de emplear a entrenadores de la casa y colocó a Domenech.
Ahora, el acuerdo con este cierra una de las etapas más frustrantes que ha vivido el fútbol francés.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de agosto de 2011