Lo razonable era pensar que Marbella hubiera aprendido de sus excesos. Pues no. En espera de la próxima "oleada" inmobiliaria, Marbella explora otras fórmulas especulativas. Uno de los últimos pinares mediterráneos de Elviria, de uso público, situado en una zona muy poblada, ha sido entregado a una empresa privada para la instalación de un parque temático de aventura. Esto significa, cercado del pinar público, instalación de cables de acero clavados en los pinos, pasarelas entre pinos, construcciones para la gestión del parque, invasión agresiva de un medio natural... Un despropósito, que además de privar a los vecinos del uso de este pinar, somete al mismo a un deterioro y riesgo de incendio altísimo.
La instalación ya está prácticamente finalizada. El daño causado es evidente. Lo curioso es que los andaluces habituados a este tipo de cosas en Marbella, observan el tema con pasividad, mientras que los residentes extranjeros no entienden cómo se puede autorizar tal barbaridad que, desde luego, no sería posible en sus países. De esto no podemos echar la culpa a los mercados. Lamentable.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de agosto de 2011