Como las serpientes de verano, la DGT vuelve a plantear otra reducción del límite de velocidad, esta vez en las carreteras de un solo carril, pasándolo de 100 a 90 kilómetros por hora.
Desde luego, la DGT no derrocha imaginación a la hora de reducir la siniestralidad, y se va derecha a por los conductores, a bajar la velocidad. ¿Es que no hay otras posibles medidas?
Pues sí las hay, tales como mejorar el trazado de las vías, eliminar los puntos negros en vez de anunciarlos, revisar y mejorar la señalización, o mantener adecuadamente el firme de las carreteras, entre otras. Y si la DGT desea combatir la siniestralidad de forma activa, puede hacerlo mejorando algo la conducción sin agobiar más a los conductores.
Para ello hay dos puntos muy simples a los que ha prestado muy poca atención: la mala utilización de los intermitentes para advertir con antelación de alguna maniobra que se va a realizar, y la pésima utilización de los carriles en autopistas y autovías, en las que los conductores se amontonan en los carriles de la izquierda dejando prácticamente vacíos los de la derecha.
Mejorando estos dos sencillos aspectos de la conducción seguro que se reduce la siniestralidad sin más limitaciones de velocidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de agosto de 2011