El primer ejecutivo del Bank of America, Brian Moynihan, aseguraba esta semana a los inversores que la entidad está bien posicionada para hacer frente al caos que domina en Wall Street. Lo hizo en medio del castigo que está sufriendo en el parqué, donde ven que su colchón de liquidez es el más pequeño entre los grandes, con el riesgo que ello conlleva.
Para reforzar su balance, el grupo financiero estaría explorando ya con fondos de inversión en Kuwait y Qatar para venderles su participación en el China Construction Bank, donde controla el 10% de capital. Una operación con la que podría embolsarse unos 17.000 millones de dólares (11.997 millones de euros). Las conversaciones, según Reuters, estarían aún en una fase preliminar. Con ese dinero, el banco podría cubrir parte de las pérdidas masivas que le está creando la hipotecaria Countrywide, convertida en una de las operaciones más desastrosas en el sector, si no la que más. Hasta el propio Moyni admite que la compra fue un desastre.
En los últimos resultados trimestrales se ve claramente el impacto. Solo en litigios vinculados a la titulización de hipotecas basura, la entidad arrastra unas cargas de 20.600 millones de dólares, a los que abría que sumar otros 10.000 millones de la denuncia presentada esta semana por AIG. No está en duda la solvencia de la entidad, sino cómo puede cortar esta hemorragia. "Llevamos 230 años en este negocio, y estaremos otros 230 años más", dijo. El sector financiero viene de sufrir su peor semana desde la crisis. Ayer recuperó el aliento. Pero en el parqué no se descarta que Bank of America llegue a sacrificar Countrywide.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de agosto de 2011