De las diversas ocupaciones artísticas de Pablo Carbonell, está vez es la de actor teatral la que le acerca a San Sebastián, donde estrenará el próximo domingo Venecia bajo la nieve.
Pregunta. Parece que le ha cogido el gusto al teatro.
Respuesta. He estado siete años con La curva de la felicidad y al principio no esperaba estar ni dos meses y de repente sentí que tenía que hacer otro montaje. Montar una obra de teatro es una de las cosas más interesantes de hacer teatro.
P. Representa a una especie de viva la vida.
R. Mi personaje no quiere comprometerse. Tiene a su mujer como el que lleva una bola atada al tobillo, pero que no le molesta. Tiene esa cosa machista y bastante corriente de minusvalorar a su mujer. No quiere compartir su vida y, por cobardía, esa noche todo va a cambiar y lo va a pagar caro.
"He abandonado un par de proyectos por falta de financiación"
P. Su esposa, enfadada, decide no decir ni mu durante la cena y ahí comienza el lío.
P. Me parece tan sorprendente el desarrollo de la obra que no quiero desvelar nada. Acabamos de estrenarla en Avilés y las carcajadas fueron brutales, en un festival donde, según nos contaron, la gente se ríe poco.
P. ¿Le preocupa que le encasillen como cómico?
R. No. Hacer comedia es mucho más difícil que hacer dramas. A mí me ofrecen comedias porque soy una persona muy versátil [se ríe], saben que estoy dotado para el drama.
P. ¿Está España para reírse?
R. La cosa está calentita, se viven muchos dramas en los hogares, pero da la casualidad de que casi todos los teatros están programando humor. Intentamos dar a la gente lo que no tienen en su vida cotidiana, la risa.
P. Estrenó su primera película, Atún y chocolate, en 2004. ¿Cuándo llegará la siguiente?
R. Tengo un par de proyectos, unos guiones; el problema es la financiación. Con la película fue entregar el guión y me pusieron fecha de rodaje. Con estos trabajos no ha habido tanto fervor. No he conseguido el dinero y los he dejado abandonados.
P. Allí mezcló drama y risa.
R. Atún y chocolate me salió muy bien. Era una mezcla de drama y ternura y la hice desde el corazón. Había un montón de componentes afectivos, algo que en los siguientes proyectos no he tenido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de agosto de 2011