"Imparable y adorado por la crítica". Con esas palabras define la Quincena Musical al director canadiense Yannick Nézet-Séguin, quien hoy dirigirá el concierto de la Orquesta Sinfónica de Rotterdam que abre el desembarco sinfónico del festival donostiarra (Kursaal, 20.00). Nézet-Séguin es uno de los nombres emergentes en el panorama internacional de la dirección orquestal. Tras repetir mañana en el programa de la Quincena, deberá cumplir dos compromisos con la Filarmónica de Viena en las ciudades suizas de Montreux y Lucerna.
En su primer concierto en San Sebastián, la Filarmónica de Rotterdam, con el pianista estadounidense Nicholas Angelich como solista, se une al homenaje que la Quincena ofrece a los húngaros Franz Liszt y Béla Bartók, después de abrir el programa con la suite de Maurice Ravel Ma Mère l'Oye. Este año se conmemora el bicentenario de Liszt y el 130º aniversario del nacimiento de Bartók.
Ravel escribió originalmente la obra para ser interpretada a piano a cuatro manos, aunque después también adaptó la versión orquestal y la de ballet. Basándose en cuentos infantiles, escribió una composición de exquisita delicadeza. En esta ocasión la Sinfónica de Rotterdam se enfrentará a la partitura de la versión orquestal, escrita en el año 1911.
Tras la obra de Ravel, la Sinfónica tocará el Concierto para piano número 2, de Liszt, y el Concierto para orquesta, de Bartók, una de las cumbres de las composición orquestal del siglo XX.
La segunda cita de la Orquesta de Rotterdam en el festival será mañana en un concierto en el que estará acompañada por el Orfeón Donostiarra y el Orfeoi Txiki, dirigidos por José Antonio Sáinz Alfaro y Esteban Urzelai, respectivamente.
El recital estará protagonizado por la Tercera Sinfonía de Mahler, y contará con la voz de la mezzosoprano Karen Cargill. En esta obra el compositor alemán proyecta su concepción de la evolución y las reglas del universo, poniendo a su servicio todo su mundo sonoro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de agosto de 2011