El primer ministro británico, el conservador David Cameron, acudió ayer al Parlamento armado de una batería de propuestas cuya finalidad es dar una vuelta de tuerca a la autoridad del Estado. Reforzó su decisión de otorgar más poder a la policía para reprimir a los violentos y a la justicia para castigar con la mayor rapidez y severidad a los culpables de los desórdenes y el saqueo.
Cameron se plantea poner a disposición de las fuerzas de seguridad la posibilidad de impedir que los violentos se comuniquen por las redes sociales, y permitirles mayor margen de maniobra para disolver a potenciales grupos violentos.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de agosto de 2011