La noticia que apareció en su diario de que un futbolista profesional ha decidido colgar las botas porque no quiere formar parte del circo del fútbol nos ha sorprendido a unos cuantos. Parece que por fin hay alguien que piensa y actúa como a muchos de nosotros nos gustaría.
Sin embargo, pensándolo más fríamente, quizá sería más interesante que una persona que tiene el don de chutar bien el balón y la oportunidad de dedicarse profesionalmente a ello, canalizara esta suerte de una manera más práctica, trabajando de manera consecuente con sus principios. Podría destinar la parte de su salario que considere desorbitado a proyectos de ayuda humanitaria, utilizar su imagen para educar en otros valores a futuros niños futbolistas, e incluso convencer a algunos de sus compañeros a comportarse de manera similar. Seguro que África y muchos otros pueblos del mundo recibirían más ayuda de esta forma.
Estimado futbolista, aprovecha esta oportunidad, que ya tendrás tiempo de aprender y salir del sistema cuando finalice tu corta carrera profesional. Mucho ánimo y mete goles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de agosto de 2011