He leído que en un Ayuntamiento de Cantabria (Las Rozas de Valdearroyo) han nombrado concejal de Medio Ambiente a un pirómano, condenado en 2006 con pena de cárcel por provocar cuatro incendios. El Gobierno municipal lo forman tres ediles de Ciudadanos para el Progreso de Valdearroyo y uno del PP, que es el incendiario.
Así las cosas, desde mi punto de vista, el mejor servicio que pueden (y deben, dadas las circunstancias) prestar a sus vecinos los concejales de la oposición, es establecer turnos de vigilancia, de manera que siempre haya alguien al loro con un par de cubos de agua y el número de teléfono del Cuerpo de Bomberos, cada vez que el pirómano salga de reconocimiento al campo. La sombra de Luis García Berlanga es alargada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de agosto de 2011