Ambición, dinero, competitividad, egoísmo, egocentrismo, voluntad de poder y, finalmente, violencia. Fases de un espectáculo lamentable como el que resulta de un partido que tendría que ser imagen sobre todo para los muchos aficionados jóvenes y niños que ven el fútbol. Es triste que se vean estas imágenes y lo es más que niños en edad de educarse vean a personas maduras comportarse de esa forma. Así, desde este punto de vista esos comportamientos deberían ser sancionados para que no se repitiesen.
La imagen del deporte queda en entredicho por estas acciones, aparte de otras que no están tan en la superficie misma de los acontecimientos.
Desde luego viendo estas imágenes no se puede alardear de que el fútbol como deporte infunda valores que deberían promover la sociabilidad y otros factores positivos que el otro día se echaron en falta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de agosto de 2011