El portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de San Sebastián, Ramón Gómez Ugalde, ha sido acusado en círculos cercanos a su partido poco menos que de traición. La razón: ha tenido la desfachatez de brindar con el alcalde de su ciudad en una recepción municipal durante la Semana Grande.
Llegados a tales extremos de confusionismo y exageración de la realidad, contento puede quedarse el concejal popular si no le acusan también de colaborar con terroristas.
Mal que pese a sus detractores, una sentencia del Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la Carta Magna, legalizó Bildu y permitió su participación en las pasadas elecciones locales. Por tanto, sus representantes son tan legítimos como los de cualquier otra formación política. Podrá estarse de acuerdo o no con Bildu, pero es un partido legal.
El brindis de este joven político, objetivo de varios atentados terroristas, con el primer edil donostiarra tiene de traición, de traición a no sé quién, lo que de colaboración con banda armada pudiera tener el affaire del bar Faisán. Un suceso este, por cierto, que amenaza con destruir la carrera de insignes policías, policías, digámoslo alto y claro, tan sospechosos de compartir mantel con los terroristas como este pobre muchacho pudiera serlo de querer compartir barra con su verdugo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de agosto de 2011