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EL APERITIVO | DE Eloy Moreno

Los recuerdos que no aparecen en las fotografías

Es curioso descubrir que la mayoría de los recuerdos casi nunca aparecen en las fotos. No hablo de los recuerdos que se ven o se tocan, sino de los recuerdos que se huelen, que se saborean, que se sienten... los recuerdos que sólo podremos encontrar en ese tesoro que todos llevamos dentro. En ese tesoro llamado infancia a día de hoy soy capaz de cerrar los ojos y descubrir, con el resto de los sentidos, una tarde cualquiera en la calle principal del pueblo, en Motilla del Palancar. Tardes en las que, de la mano de mis padres, salíamos con sus amigos en busca del bar en el que nos tomaríamos el aperitivo del día. Y allí, en una mesa que se convertía en el centro de algo que sólo entendí más adelante, nosotros, los niños, éramos meros satélites que, de vez en cuando, pasaban por allí para capturar un trozo de sepia con perejil, un calamar rociado de limón o unas cuantas papas de una bolsa que siempre se quedaba pequeña.

Ahora que ya estoy a mil estrellas de aquel pequeño planeta que construíamos cada tarde, sigo buscando los mismos sabores en distintos lugares. Puedo decir que he encontrado las mismas papas, incluso los mismos calamares, pero he de admitir mi derrota al intentar encontrar aquella misma sepia que, cortada en pequeños trozos y mojada en perejil, me sabía a gloria. Y es que a veces es difícil encontrar un lugar donde preparen tapas con sabor a infancia...

Eloy Moreno es el autor de El bolígrafo de gel verde.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de agosto de 2011