La rampa de Valdepeñas de Jaén, y con el mazo del sol dando como un torturador, es de esas que te hacen plantearte si merece la pena ser ciclista. Seguro que muchos, de la mitad del pelotón hacia atrás, se lo plantearon, más aún cuando el itinerario te indica que la tienes que subir dos veces, primero con mucho sol y menos kilómetros en las piernas, luego con el astro torturador gozando con su golpe de mazo, frenético, irritante y 180 kilómetros en los gemelos. Joaquim Rodríguez, el Purito, no tuvo dudas. Era el señor X con nombre y apellidos. "Esta etapa la tengo marcada con una equis", dijo en la salida y dijo más: Porque "soy imbatible". Crecido, irónico, sabiendo que esa rampa de 23% de desnivel, a pocos metros de la meta, debía ser su rampa de lanzamiento para refrendar su favoritismo.
Por la rampa, voló Rodríguez cuando Dani Moreno, pletórico, le mostró el camino, como un lanzador clásico de sprints que impulsa a su velocista, pero con un 23% de inclinación. Fue un vuelo raso, pegado a la carretera, con el culo levantado y el balanceo natural de los grandes esfuerzos. Era su etapa marcada con una enorme equis y Joaquim Rodríguez se la llevó en un final majestuoso, digno del recorrido. Antes lo había intentado Moncoutie en el final del puerto previo a la famosa rampa. Le alcanzaron en la famosa rampa cuando Dani Moreno y Rodríguez le acuchillaron la esperanza. Y antes había habido muchos valientes que desde el principio intentaron doblegar la sierra jienense a golpes de pedal.
Igor Antón dio muestras de flaqueza, a cola del pelotón, como en todas las subidas, aplazando su recuperación. En la rampa y sus estribaciones se dejó 57 segundos. Y antes había dado con sus huesos en el suelo Chente García Acosta bajando tras la primera ascensión, malogrando su 15ª vuelta consecutiva, a sus 39 años, con la que alcanzaba a Etxabe, el segundo más persistente. Y antes el pelotón había rendido en Sierra Nevada el homenaje a Xavi Tondo, allí donde el destino le rompió la vida tontamente.
Habían pasado muchas cosas, pero la rampa era una pared entre el pasado y el presente y quizás el futuro. Purito dio un paso adelante. Scarponi pasó con nota, Nibali quiso sacar sobresaliente y fue bajando el nivel de su ejercicio, Dani Moreno fue excelente e interesante el holandés Poels, que se coló en el segundo puesto de la fila cuando nadie le esperaba en ese examen. Fue el primer golpe de Joaquim Rodríguez, que necesita más manotazos antes de la contrarreloj de Salamanca (47 km) del lunes. Otra etapa marcada con una equis grande, pero en este caso, una equis oscura, inquietante. Su peor terreno, su peor modalidad, su recuerdo del año pasado cuando se hundió en Peñafiel y se llevó en el zurrón una minutada de sus rivales. Por lo uno y por lo otro, ¿merece la pena ser ciclista?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de agosto de 2011