Fátima, una niña saharaui, parece asustada al subirse a un barco junto con medio centenar más de niños que participan en un bautizo de mar. Permanece sentada, preguntando con cara algo asustadiza si el barco correrá mucho. Quiere levantarse para ver el mar pero no la dejan. Finalmente, arranca a correr junto con su amiga Salka para ir a proa y ya no vuelve a aparecer hasta una hora después, cuando el barco atraca de nuevo en el puerto de Castellón. La cara de susto le ha cambiado. "Me ha gustado mucho", grita al bajar.
El bautizo de mar es una de las actividades que ponen fin a las vacaciones en Castellón de 73 niños saharauis de entre 8 y 12 años que han pasado el verano con sus padres de acogida. El recorrido ha sido corto a causa del viento. La embarcación no salió del recinto portuario.
Los niños volverán a sus campamentos el 4 y el 5 de septiembre. "Este año han venido menos porque los ayuntamientos reducen las ayudas y no se puede pagar tantos viajes como antes", explica la presidenta de la asociación de ayuda al pueblo saharaui Smara, Pura Rodríguez, y destaca que, normalmente, los padres repiten la experiencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de agosto de 2011