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El inquietante furor playero por los dulces

El gremio de pasteleros malagueño alerta de posibles intoxicaciones

Las napolitanas de crema y chocolate se venden como el rayo en las playas andaluzas y el gremio de pasteleros se teme lo peor. Una intoxicación masiva por el consumo de estos pasteles, transportados en latas o bolsas de plástico y vendidos a pie de playa, afectaría seriamente a la imagen de un sector muy tocado por la crisis económica. Por ello reclaman a las Administraciones competentes -Ayuntamientos y Junta de Andalucía- rapidez y firmeza para erradicar este problema.

"Te da coraje ver una furgoneta con los pasteles sobre una madera como hacía 20 años, eso ya se retiró de España antes de entrar en la Unión Europea. Estamos yendo hacia la prehistoria", se lamenta Francisco Sánchez Garrido, vicepresidente de la Asociación de Pasteleros de Málaga.

La venta irregular de bollería en las playas no es nueva, ni se circunscribe a la Costa del Sol, también se da en Cádiz o Huelva. Los pasteleros malagueños la detectaron de forma puntual el año pasado, pero creen que este verano se ha desbordado. "Hay muchos más vendedores, están por todos los municipios costeros", asegura el representante del colectivo. A primeros de agosto, cuando ya se habían producido varias actuaciones policiales en la capital malagueña, los pasteleros alertaron públicamente de que adquirir estos productos en un entorno como la playa, en el que hay mucha suciedad y las temperaturas son elevadas, pueden ser peligroso.

Días después del aviso, la Policía Local denunció a un obrador por fabricar y distribuir de forma ilegal estos dulces por las playas de la costa malagueña. Durante la actuación, inmovilizaron 4.320 de los denominados "dulces argentinos".

En el momento de la intervención, la empresa carecía de licencia de apertura y de registro sanitario, aunque había solicitado los dos permisos. Uno de los trabajadores no tenía el carné de manipulador de alimentos y tampoco disponía de hoja de reclamaciones, ni seguro. Los agentes llevaban siguiéndoles los pasos desde julio, después de que agentes de Málaga y de la población vecina de Rincón de la Victoria sorprendieran a vendedores con sus productos a pie de playa.

El obrador quedó pendiente de valoración por parte del Servicio de Inspección de Sanidad Alimentaría del Ayuntamiento de Málaga.

La venta de estos productos en la playa infringe la Ley de Transporte de Mercancías de Productos Perecederos y produce una situación de competencia desleal, ya que quienes se saltan los controles sanitarios tienen menos gastos y pueden ofrecer sus productos más baratos. Según los agentes de Málaga, las furgonetas que transportaban los pasteles hasta las playas se quedaban cerradas con la mercancía dentro y soportaban altas temperaturas. "Hay compañeros a los que les han abierto un expediente en el obrador por tener una baldosa rota", asegura el representante de los pasteleros artesanos de Málaga. "Al final está siendo más rentable ser ilegal que legal", concluye.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de agosto de 2011