Me parece que los sindicatos de la policía han cometido un error saliendo en tromba a defender determinadas actitudes de algunos compañeros (unos pocos entre muchos) que, por evidentes, tienen muy mala defensa. No añadiré nada a las pruebas irrefutables, que son ya del conocimiento general; no es necesario por eso, por evidentes.
Cierto que los policías han tenido que soportar muchas jornadas de tensión. También es cierto que los reventadores de siempre les han insultado y faltado al respeto que como autoridad merecen, pero todo eso "va en el sueldo" y se supone que los agentes están preparados para distinguir entre los manifestantes y los provocadores y, sobre todo, para saber dar una respuesta proporcionada. La forma de actuar de algunos policías demuestra, cuando menos, que no están debidamente preparados para ejercer su difícil cometido.
Tampoco se trata de demonizar a nadie; si alguien ha cometido un error, aplíquese la sanción correspondiente y a otra cosa. De ahí, a querer justificar lo injustificable, va un abismo y solo sirve para perjudicar el buen nombre de un cuerpo que merece todo el respeto de los ciudadanos por muchas razones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de agosto de 2011