Nunca entenderé por qué las mujeres son encerradas en casas de "acogida". Por qué son sacadas de su entorno, separadas de sus seres queridos, y ocultadas en escondites cuyo paradero se desconoce. ¿Qué ha fallado? ¿Por qué los príncipes azules y dominantes siguen campando a sus anchas en su bar de toda la vida, disfrutando del cariño y beneplácito de sus amigotes? Nadie les mira mal mientras van cometiendo su asesinato en vida, hasta que el resultado es la muerte física, y entonces es cuando se guarda un minuto de silencio. ¿Por qué pueden volver a su casa? ¿Por qué se encierra y esconde a la mujer? ¿Por qué la denominamos "lacra de la violencia de género", cuando se le debería de llamar "lacra de los hombres enfermos, acomplejados y perjudiciales para la sociedad"? Empecemos por llamar a las cosas por su nombre, el sustantivo que debe aparecer después de "lacra" no debe referirse a la mujer, y las encerradas no debemos ser nosotras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de agosto de 2011