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CARTAS AL DIRECTOR

Cuestión de confianza

Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)

Yo también leo con satisfacción la noticia sobre las profesiones, instituciones o cargos públicos que inspiran mayor confianza en los españoles. No soy envidioso. No va entre mis defectos, y tampoco tengo motivos para estarlo en mi campo profesional (en la enseñanza no estamos a estas alturas para tan distinguida y erosiva emoción). Por otro lado, me congratulo de que sean los médicos y los científicos los más valorados por la sociedad española, una profesión, la de médico, por cierto, entre las que más agresiones padecen (aquí o se sufre o no te reconocen), e igualmente me congratula que sea la sanidad pública una de las instituciones más valoradas. Falta nos hace.

La lista distingue claramente entre los cuerpos y las instituciones. Si hay que valorar a los jueces, se valora; si hay que desvalorar tanto a la institución como a sus miembros, también; tal es el caso de los partidos políticos y de los políticos. Por eso mi sorpresa es que después de varias lecturas y repasos a esa larga lista de profesiones y de profesionales no encuentre ninguna palabra parecida a I:E.S. o colegios públicos; maestros o profesores. Lo digo porque viene la palabra funcionario y según tengo entendido un juez, un abogado o incluso un médico pueden llegar a serlo. Yo soy funcionario pero no pertenezco a ninguno de esos tres cuerpos: soy profesor. Eso sí, viene un grupo bien considerado y fiable: los intelectuales. Es lo más afín a lo que puedo asociarme. Con vistas al comienzo de curso no está nada mal. Ahora... ¿Se fiaran de mí?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de septiembre de 2011