Aunque parezca mentira todavía es posible encontrar aristas desconocidas, o casi, en la poliédrica personalidad de Salvador Dalí. Para celebrar el décimo aniversario del festival Acústica de Figueres (Alt Empordà) sus responsables se lanzaron a la aventura de reinventar Dalí por la vía de la canción y lo consiguieron a pesar de algunos altibajos en la propuesta.
Por espacio de casi dos horas y a las puertas de su propio museo, las diversas caras de Dalí fueron alternándose en un viaje ciertamente surrealista pergeñado por un puñado de creadores de lo más dispar que recitaron, cantaron o bailaron alrededor de sus poco conocidos poemas. Una idea atrevida que fue virando de tonalidad, de la más lírica al puro cinismo. Un cóctel de desatinos sabiamente agitado con su genialidad habitual por el imperturbable y apasionado Pascal Comelade.
FESTIVAL ACÚSTICA
Salvador Dalí canta.
Plaza Gala Dalí, Figueres. 2 de septiembre
Meter cosas tan dispares en una misma coctelera comporta un cierto riesgo y ni el bueno de Comelade -autor de casi todos los temas- y su orquesta pudieron evitar una excesiva irregularidad. No todo el mundo se supo zambullir en el universo daliniano o por defecto -Estrella Morente escenificó aquello del pulpo en el garaje- o por exceso -Pau Riba volvió a rozar el esperpento que tanto le agrada-. Eso sí, en otros momentos la cosa consiguió todos sus propósitos: Gerard Quintana, Martirio, Dolo Beltrán, Enric Casasses, Sol Picó. Amanda Lear y Alice Cooper recitaron en vídeo, Albert Pla ejerció de Albert Pla y Love of Lesbian, Ana Torroja, Kiko Veneno y Amaral se mantuvieron algo distantes. Tras lo visto en Figueres Salvador Dalí canta es una buena idea que merecería tener continuidad una vez limadas algunas asperezas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de septiembre de 2011