Hace poco, en A Coruña, un juez rehabilitó como hijo predilecto a Millán Astray, compañero de armas de Franco en el sangriento golpe militar de 1936. Ahora, en Horcajo de Santiago (Cuenca), el equipo de gobierno municipal, del PP, acaba de recuperar el nombre de José Antonio Primo de Rivera para una de sus calles y, en el pueblo de Méntrida (Toledo), el alcalde del PP quiere "rendir homenaje a los caídos por Dios y por España" en un acto público con desfile incluido. En algunos lugares de España, miedo da ver a la velocidad que vamos al sitio del que vinimos, como diría mi admirado Juan José Millás.- Enrique Chicote Serna. Arganda del Rey, Madrid.
Se acabaron las vacaciones estivales. Un año más he pasado gran parte de las mismas junto a mi familia en mi pueblo materno, Cantalejo (Segovia). Ha sido así toda mi vida. Es agradable comprobar cómo la vida va cambiando, a nivel personal, tu entorno... Pero hay algo que no cambia en el pueblo donde voy y son la cantidad de calles dedicadas a Franco y sus secuaces. Y no sé si me da más pena el hecho de que haya calles dedicadas a Franco, Mola, Queipo de Llano, Falange, 18 de julio... (hay bastantes más) o que la gente haya asumido como algo normal precisamente eso, que haya calles dedicadas a los culpables de provocar el hecho más infame de la historia de nuestro país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de septiembre de 2011