La planta nuclear iraní de Bushehr ha sido conectada a la red eléctrica nacional, según anunciaron ayer medios informativos oficiales iraníes. La central ha empezado a operar a una potencia de 60 megavatios, frente a una capacidad máxima de 1.000. Hamid-Jadem Qaemi, portavoz de la Organización de la Energía Atómica iraní, afirmó ayer que la planta será inaugurada oficialmente el 12 de septiembre, aproximadamente a un 40% de su capacidad.
La central, ubicada a orillas del golfo Pérsico, es, en las intenciones del Gobierno de Teherán, la primera en un amplio programa nuclear civil que debería reducir la dependencia energética de los hidrocarburos.
La puesta en marcha de la planta ha sufrido numerosos problemas y retrasos. Su construcción fue empezada en los años setenta por la empresa alemana Siemens, quien abandonó el proyecto tras la Revolución Islámica. Posteriormente, a mediados de los noventa, Rusia retomó el desarrollo de la central tras firmar un contrato por un valor de un millón de dólares.
Varias naciones occidentales reclamaron durante años a Rusia que abandonara la construcción de la planta, alertando de que podría facilitar el desarrollo de un posible programa atómico militar iraní. Moscú abastecerá a la central con el uranio enriquecido necesario para su funcionamiento. Una vez usado para alimentar un reactor, el combustible nuclear puede ser útil para desarrollar una cabeza nuclear.
Sin embargo, Teherán ha firmado un acuerdo que le obliga a repatriar a Rusia el combustible nuclear utilizado.
Por otra parte, Irán desarrolla por su cuenta un programa para producir uranio enriquecido. Teherán alega que es para fines civiles. La escasa transparencia del proyecto alimenta en Occidente la sospecha de que detrás se escondan ambiciones militares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de septiembre de 2011