Como hemos visto también en Francia, Grecia y Portugal, el pueblo de Israel ha salido en masa a manifestarse contra la crisis y la corrupción de sus políticos. Cuando en España -y estos días tenemos una ocasión sin precedentes, con el increíble asalto a la misma Constitución- hagamos algo parecido, lo que equivaldría a unos cuatro millones de ciudadanos en las calles, quizá conseguiríamos que no nos dejaran permanentemente a casi todos tirados en la calle, y no solo a los cinco millones de parados, en provecho de unos pocos especuladores y políticos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de septiembre de 2011