Se han prohibido durante un tiempo las operaciones en corto de la Bolsa para restar inestabilidad a la misma. Estas operaciones, como otros productos financieros, no sirven para la economía productiva, sino solo para la especulación; son como apostar a los caballos, pero con peores consecuencias.
Asistimos a vaivenes de los mercados que no corresponden a la economía real, sino a los movimientos de los especuladores que nos hunden. El mercado de futuros puede causar una hambruna por la subida de los precios de los alimentos. ¿Por qué no prohíben, definitivamente, las autoridades pertinentes (CNMV, Gobiernos, Parlamentos) todos los instrumentos financieros que no sirven más que para la especulación y no para el desarrollo y financiación de la economía real? Ganaríamos mucho y solo perderían los especuladores. Es necesario que sea un movimiento mundial, pero debe empezar por la propuesta de un país.
¿Se atreverán nuestros políticos o los mercados (los especuladores en realidad) son intocables?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de septiembre de 2011