Cataluña es casi una obsesión para Mariano Rajoy. Reconciliarse con el electorado, y sobre todo con el poder catalán, ha sido uno de los ejes de su estrategia desde la derrota de 2008. Él cree que perdió por el voto anti-PP, sobre todo en Cataluña. Tal vez por eso, durante un acto de Barcelona Tribuna, organizado por La Vanguardia, el líder de los populares reservó para ese mundo, el empresariado catalán, el discurso más de fondo sobre la crisis económica que ha hecho en los últimos meses, en los que ha acostumbrado a pasar de puntillas por la crisis internacional y ha despachado con cuatro frases sobre la "confianza" casi cada intervención. Y tal vez por eso, como hizo otras veces, reservó para ellos sus primeros anuncios importantes: dos significativas rebajas de impuestos para empresarios. Con condiciones.
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La primera, una bajada de 10 puntos en el impuesto de sociedades (una cantidad enorme, teniendo en cuenta que el tipo es del 30% para grandes empresas y del 25% para pymes, aunque los tipos reales son mucho menores, de media incluso un 10%) sobre los beneficios que, en vez de ser repartidos a los accionistas en forma de dividendos, son reinvertidos en la empresa. En 2010, las empresas del Ibex 35 repartieron dividendos récord. Rajoy intentará así primar a las empresas que reinviertan. Además, prometió que las empresas tampoco tributarán nada por las plusvalías que obtengan de la venta de sus activos fijos si las reinvierten.
Además de estas novedades, también enumeró algunas de sus propuestas conocidas, como tipos más reducidos para pymes y autónomos, o que estos no paguen el IVA hasta que hayan cobrado efectivamente esas facturas, o la creación de una cuenta para que las empresas "puedan compensar los impuestos que deben a las Administraciones con los pagos que estas les adeuden".
El mismo día en que el Gobierno anunciaba la recuperación de un impuesto para recaudar mil millones más, Rajoy insistía en no anunciar ninguna subida -aunque tampoco se comprometió a eliminar lo que ha subido el PSOE-, a pesar de lo cual aseguró que su Gobierno lanzará un mensaje clarísimo a los mercados: España no incumplirá el objetivo de déficit del 4,4% a finales de 2012 "bajo ninguna circunstancia". Esto implicará, si no hay una brutal recuperación económica que nadie espera de inmediato, recortes muy importantes. Rajoy no aclaró cuáles aunque dejó caer un mensaje. Le preguntó Miquel Roca por el hecho de que una eventual mayoría absoluta del PP pueda perjudicar a Cataluña, ya que CiU tiene más capacidad de presión cuando no la hay. Rajoy ironizó: "No le voy a pedir a nadie que no me vote", pero remató: "España necesita en los próximos años un Gobierno fuerte. Pero no basta. Tiene que tener complicidades, en la Cámara, con otros ciudadanos que no le han votado. Se necesita moderación y a la vez firmeza, porque va a haber que tomar decisiones que no son fáciles".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de septiembre de 2011