Mucho se habla últimamente de la supresión de las Diputaciones. Pero obviamos una cuestión elemental, a ninguno de los dos grandes partidos le interesa. ¿Por qué? Porque son puestos remunerados a repartir entre su gente. Es la misma razón por la que se recortan gastos en cuestiones vitales y que empeoran nuestra calidad de vidam, y no suprimen las televisiones autonómicas, todas ellas deficitarias: es su publicidad, pagada por nosotros y gratis para ellos, y no interesa.
Decía Alfonso Guerra el domingo en EL PAÍS que las ideas que defiende el 15-M tienen que tener un vehículo para que se hagan realidad, y son los partidos. La teoría es válida, pero, en la práctica, visto lo que hacen y como lo hacen, los indignados no pueden confiar en ellos, recogen lo que siembran. Que sean valientes, que tengan coraje, que hagan lo mejor para la colectividad, y es posible que les demos el crédito que demandan, hoy lo tienen agotado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de septiembre de 2011