El párroco o el feligrés de confianza encargado de abrir y cerrar la iglesia tiene que responsabilizarse de las llaves, "elaborar un registro de todas las que existen y de a quién son entregadas". Este documento "deberá estar permanentemente actualizado y guardado en lugar seguro". Por supuesto, además, las llaves "no deberán ser entregadas a entidades extrañas a la iglesia, como las agencias funerarias o familiares del difunto en el caso de velatorios". Después de la desaparición del Códice Calixtino, custodiado por tres personas en un armario cerrado con llave de la que había varias copias, esta no es una cuestión baladí. De hecho, el fiscal superior de Galicia, Carlos Varela, la destaca como "fundamental", un arma para prevenir los ataques al patrimonio cultural de la Iglesia tan importante como la instalación de sistemas de vigilancia y el propio inventario de los objetos artísticos que ya planteó elaborar hace dos meses la fiscalía.
Varela recomienda que se prohíban las fotos en el interior de los templos
A la segunda reunión que ha promovido la Fiscalía Superior de Galicia para poner en marcha el proyecto Igrexa Segura, el fiscal se presentó con su propuesta de julio ampliada y detallada. Ahora, además de desarrollar el apartado del voluntariado que podría encargarse a pie de parroquia de la vigilancia y la protección del patrimonio eclesial, concretó las medidas que deben tomar los responsables de los templos para cortar la sangría de bienes culturales que están causando los robos.
A la cita estaban convocadas Xunta e Iglesia, y en esta ocasión también tomó parte el Consello da Cultura Galega. El fiscal, a la espera de que se empiece a materializar la iniciativa, hizo acopio desde el anterior encuentro de la información y las sugerencias que le aportaron la Policía y la Guardia Civil, e incluso adoptó ideas de planes de protección de fuera de Galicia. Entre la larga lista de propuestas, destacan dos que cuestan dinero: la instalación de sistemas de seguridad (alarmas, cámaras, cajas fuertes) y la realización de copias (para su exhibición) de las piezas artísticas más valiosas que no se puedan proteger de otra manera. También debe prohibirse que se tomen fotos del interior de los templos y vigilar a las empresas restauradoras, porque ha habido cambiazos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de septiembre de 2011