La campaña electoral empieza el 4 de noviembre pero su anticipación es una evidencia de facto. La prensa amplía el grueso de la sección política, y la tensión entre los aspirantes a La Moncloa se agudiza.
Las elecciones generales se avecinan y el escenario más vaticinado es un claro triunfo popular. Cabe entonces preguntarse: ¿Una mayoría absoluta nos da unidad y credibilidad o más bien es sinónimo de insalubridad democrática?
Este pequeño matiz será el narrador principal del próximo mandato. Y hay que actuar consecuentemente. Se avecinan votantes populares con papeletas socialistas y viceversa. Ya no se trata de apelar al voto útil, se trata de votar con el estómago.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de septiembre de 2011