El presidente boliviano, Evo Morales, paralizó ayer la construcción de la carretera que atraviesa el corazón del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), por la que se ha enfrentado con los grupos indígenas, y negó toda responsabilidad en la represión.
"Quiero decirles que nunca el presidente ha instruido estos hechos, un exceso, un abuso hacia los hermanos indígenas", dijo Morales en un mensaje a la nación, y propuso una comisión especial que investigue la represión de la protesta. Los líderes indígenas expresaron su desconfianza hacia el anuncio del presidente. "No creemos a Morales", aseguró la líder indígena Justa Cabrera. "No nos satisface nada de lo que ha dicho", afirmó el expresidente de TIPNIS, Adolfo Moye, frases que reflejan la generalizada pérdida de credibilidad que sufre el presidente boliviano.
Morales, muy sensible a la crítica y a las protestas callejeras, soporta además la renuncia de la directora nacional de Migración, Maria Renée Quiroga, en protesta por el maltrato a los indígenas.
Las centrales obreras y los transportistas anunciaron huelgas de un día a partir de hoy. Las vigilias, las protestas y el cierre de carreteras se mantienen en varios departamentos. La violencia policial parece haber sorprendido también a las autoridades, que advierten de severas sanciones a los uniformados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de septiembre de 2011