Un jurado popular declaró ayer culpable a la mujer acusada de matar a su marido, un alto ejecutivo del BBVA en Sevilla, de dos disparos realizados a menos de un metro y medio de distancia, "de forma sorpresiva y sin que tuviera posibilidad de defenderse". Tras dos días de deliberaciones, un jurado integrado por siete mujeres y dos hombres emitió un veredicto que considera a Natividad C. S. culpable del crimen cometido el 15 de junio de 2008 y de otro delito de tenencia ilícita de armas por la pistola con la que mató a su marido, Andrés Toro, ya que esta carecía de licencia.
La mujer fue absuelta de otro delito de allanamiento de morada porque las llaves con las que entró en el chalé donde vivía su marido, en la urbanización La Juliana de Bollullos de la Mitación (Sevilla), se las había quedado tras la separación y la víctima "consentía" que entrase cuando él estaba de viaje. Tras el veredicto del jurado por siete votos a dos, la fiscalía ha pedido para la acusada 20 años de cárcel por un delito de asesinato y un año y medio por tenencia ilícita de armas, así como el pago de indemnizaciones de 120.000 y 80.000 euros a cada hijo de la pareja.
La acusación particular que ejercen los hermanos del fallecido ha pedido 20 años por asesinato y dos años por tenencia ilícita de armas, mientras que la defensa ha situado la pena en 17 años y medio por asesinato y un año por tenencia ilícita de armas, aunque ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
En la primera jornada del juicio, Natividad negó haber matado a su marido, dijo que se sentía víctima tras tres años en prisión preventiva y afirmó que pasó el día del crimen en su propia casa, de donde solo salió para visitar a su madre hospitalizada.
El jurado basó su condena en la declaración de un tío de la acusada, que le había regalado la pistola, y en los testimonios de varios familiares sobre la "animadversión" de Natividad hacia Andrés Toro y sus "múltiples amenazas", pues le habían oído decir: "Yo lo mataría si encontrara a alguien a quien contratar". Además, en el veredicto pesó el tráfico de llamadas perdidas del móvil del acusado, así como el testimonio del vigilante de la urbanización, que vio llegar a la acusada poco antes del crimen e irse una hora después.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de octubre de 2011