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CARTAS AL DIRECTOR

Para rebajar el déficit

Con la Iglesia hemos topado, Sancho. Los gobernadores centrales y los de las diferentes ínsulas tienen que presentar planes de ahorro que mejoren la situación socioeconómica del país, mientras cuatro millonarios de la beatiful people europea, para dar ejemplo a la clase media (una boutade), dicen que quieren pagar más impuestos. Los ciudadanos de a pie arriman el hombro, aceptando todo tipo de ahorros y recortes que sean razonables.

En cambio, los obispos hispanos, cuya capacidad oratoria es bien conocida, guardan silencio en el tema de la deuda pública. Podrían haber recogido el guante y haber prometido un plan de austeridad colegio-eclesial que, en adelante, evitara todo tipo de fastos, lujos excesivos e inversiones improductivas.

La Iglesia, una entidad privada, sigue siendo una de las mayores fortunas del país. Podría dar ejemplo y ya que ningún gobernante se atreve a proponérselo, dar un paso adelante y ofrecerse a pagar más impuestos, además de renunciar durante los próximos cinco años a una parte de las subvenciones y ayudas especiales que normalmente recibe de las Administraciones laicas y públicas. Si los obispos lo hicieran y resultaran creíbles, cientos de miles de descreídos, tal vez, volverían a creer en ellos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de octubre de 2011