El Museo Guggenheim Bilbao ha comprado las obras Hogar (1999), de Mona Hatoum (Beirut, 1952), y Sin título (2008), de Doris Salcedo (Bogotá, 1958). Estas adquisiciones abren una línea en la política de adquisiciones del Guggenheim que amplía "el ámbito geográfico" de su colección "más allá del arte europeo y norteamericano". La Sociedad Tenedora - constituida por el Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya para la compra de obras de arte del Guggenheim- ha pagado 525.000 dólares (391.791 euros, al cambio de ayer) por la instalación de Mona Hatoum y 725.000 dólares (541.044 euros) por la obra de Doris Salcedo, la primera artista latinoamericana que entra en la colección del Guggenheim Bilbao.
La colección recibe la donación de obras de Liam Gillick y Ballester
Además de estas adquisiciones el museo ha aceptado la donación de ¿Cómo te vas a comportar? Un gato de cocina habla (2009), de Liam Gillick (Aylesbury, Inglaterra, 1964), una instalación creada inicialmente para el pabellón alemán de la Bienal de Venecia de 2009, y tres fotografías de José Manuel Ballester (Madrid, 1960), galardonado con el Premio Nacional de Fotografía en 2010, pertenecientes a su serie Espacios ocultos.
Hogar se compone de una gran mesa sobre la cual reposan varios utensilios de cocina conectados entre sí mediante pinzas y cables de metal, que a su vez están enchufados a una toma de corriente. A través de un programa informático, la electricidad alimenta varias pequeñas bombillas ocultas bajo algunos de los objetos, a frecuencia e intensidad variables, al tiempo que el zumbido resultante es amplificado mediante altavoces. El conjunto de la instalación queda acotado con una serie de cables de acero horizontales, separando al espectador de los objetos potencialmente letales. Hogar fue creada en un momento álgido en la trayectoria internacional de Hatoum, gracias a importantes exposiciones y su nominación al Premio Turner.
La obra de Doris Salcedo pertenece a la serie más extensa de la artista hasta la fecha, iniciada en 1989 y aún en curso, en la que grupos de mesas y armarios envejecidos son recombinados en formas híbridas y parcialmente recubiertas de hormigón. A través de sus cualidades materiales, las formas resultantes funcionan como testigos mudos de implícitas narrativas, personales y colectivas. La artista explorar la traumática historia política de Colombia natal, una referencia recurrente en su trayectoria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de octubre de 2011