Niño prodigio de las canciones tristes primero y artista pop de colorines después, Patrick Wolf (Londres, 1983) está empeñado en dinamitar las apuestas que le situaban, desde que irrumpió en 2003 con Lycantrophy, en la primera división de lo comercial. Pero entre aquella grabación y su último largo Lupercalia (sí, parece obsesionado con el lobo) editado este año, el único nexo común es su magnífica voz de barítono que recuerda a la de Richard Hawley y su talento para las canciones deslumbrantes. Actuará en la sala Penélope el sábado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de octubre de 2011