Los eslovenos Ljud Group, vestidos de rosa con su pasarrúas interplanetario -solo intervienen en el espacio público-, y la ópera no lírica The black rider cierran hoy la cuarta edición del Festival Internacional de Teatro de Ourense (Fito). Con esta última, mezcla contemporánea de Fausto y Guillermo Tell basada en una leyenda germánica, los catalanes Gataro rescatan el montaje original de Robert Wilson, William Burroughs y Tom Waits, estrenado hace 20 años. En el Auditorio ourensano sonarán hoy las canciones del álbum homónimo de Waits, coescritas por el autor de Ciudades de la noche roja.
En la clausura de un Fito con menos montajes (12) y ayudas que en 2010 -solo el Ayuntamiento mantuvo sin rebajas su aportación, 105.000 euros-, la directora del festival, Ánxeles Cuña (Sarabela Teatro), intenta mantener la apuesta sin edulcorarla. "Resistir, pelear y arriesgar", sintetiza. "La intención es que el público siga viendo lo que habitualmente no se puede ver, buscando estilos diferentes". Con representación de compañías de todo el Estado, Europa y América, junto a los gallegos Voadora y Ensalle, este año solo repitieron los noruegos Jo Strømgren, en los carteles de medio mundo desde 2008. Su montaje The society -tres adictos a la cafeína valiéndose de cualquier recurso escénico para encarnar todos los arquetipos sociales- simboliza la apuesta del festival ourensano de otoño por los lenguajes escénicos avanzados.
El mismo sábado que el Fito programaba Protomembrana, del ex de La Fura Marcel.lí Antúnez, el Teatro Principal de Ourense acogía Unha hora na vida de Stefan Zweig, de Lagarta Lagarta. Pese a las paradojas de la programación cultural en ámbitos locales, Cuña destaca la respuesta pública: "Hay una necesidad cultural. El día que menos gente hubo, contamos 135 personas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de octubre de 2011