El misil para intentar matar al presidente del Gobierno en 2001, José María Aznar, se lo entregó ETA al comando encargado de ejecutar el atentado hasta en tres ocasiones. Pero en ninguna de ellas funcionó. Ayer, más de 10 años después de esas tentativas de asesinato, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska envió a prisión a uno de los etarras que participaron en su organización. Se trata de Ignacio Iruretagoyena, entregado el pasado jueves por Francia (donde fue detenido en 2007) y al que el magistrado imputa los delitos de integración en organización terrorista, tenencia de armas de guerra y material explosivo con fines terroristas y conspiración para asesinato terrorista.
Iruretagoyena era el responsable de un comando formado por él mismo en 2000 y del que también formaban parte los etarras Gregorio Jiménez, Pedro María Olano y Juan María Mujica, todos ellos captados por el líder del grupo, según Grande-Marlaska. El objetivo de todos ellos era el traslado de material explosivo para entregarlo a los militantes de ETA encargados de ejecutar materialmente los atentados.
Campaña electoral
Uno de estos era el planeado por ETA para acabar con la vida de Aznar en sus visitas a Euskadi durante la campaña de las elecciones vascas de mayo de 2001. La primera vez que la banda lo intentó fue, según el juez, durante un acto electoral que el entonces presidente realizó en el palacio Euskalduna de Bilbao el 29 de abril, pero el lanzamisiles entregado a los encargados de perpetrar la acción no funcionó. Tampoco lo hizo seis días después, el 4 de mayo, cuando Aznar aterrizó en el aeropuerto de Hondarribia (Gipuzkoa) para acudir a otro mitin en el Kursaal de San Sebastián. Ni el 11 de mayo, día del cierre de campaña del PP en el polideportivo Sansomendi de Vitoria.
En todas esas ocasiones fue Iruretagoyena el que puso las armas a disposición de los asesinos con la ayuda de sus compañeros. Cuatro años después, en 2006, el ayer encarcelado retomó las actividades logísticas en favor de ETA y volvió a trasladar material explosivo desde Francia a España. Una parte del paquete fue escondido en un zulo excavado en las cercanías de Tolosa (Gipuzkoa). El resto fue entregado a otro comando en La Alberca (Salamanca).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de octubre de 2011