Puede que se cometieran delitos a través de una red de empresas de Nueva Rumasa en paraísos fiscales, pero el único culpable fue el patriarca de la familia, José María Ruiz-Mateos. Esa fue, en esencia, la coartada de sus hijos José María y Pablo y de su sobrino Zoilo Pazos, administrador único del grupo, que ayer declararon ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz como imputados por el fraude de los pagarés. Ruz les achaca los delitos de estafa, administración desleal e insolvencia punible por esos hechos.
José María Ruiz-Mateos hijo, que consta como administrador en varias de las sociedades del grupo, reconoció ante el juez que conocía la existencia de empresas relacionadas con Nueva Rumasa en Belice -Anticorrupción cree que son 27 las radicadas en ese país, junto a otras en Panamá y Holanda, y que son las verdaderas titulares de las empresas del grupo-, pero, como hicieron el martes otros dos de sus hijos, atribuyó la idea de crearlas a su padre, un hombre enfermo de 80 años que difícilmente entraría en prisión en caso de condena. ¿Por qué lo hizo? Para evitar nuevas expropiaciones como la de Rumasa, en los ochenta, dijo.
El segundo de los hijos que declaró ayer, Pablo, añadió que el verdadero titular de esas sociedades en Belice era su padre. Y Zoilo Pazos, el administrador único del grupo y que, según la investigación, sacó en hasta 51 ocasiones dinero de las cuentas de las empresas, aseguró que desconocía el destino de esas sumas millonarias que él mismo retiraba. "Lo hacía por mi tío", insistió.
Por otro lado, Ruz ha llamado a declarar como testigo a Ángel de Cabo, el empresario que el 8 de septiembre compró 19 empresas del grupo pagando un euro por cada una, informa Efe.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de octubre de 2011