Dos pinturas de idénticas dimensiones - cuatro metros de alto por 1,8 de ancho - presiden la recepción de la Torre Iberdola. Son Pasaje nocturno I y Pasaje nocturno II, realizadas por el artista Darío Urzay (Bilbao, 1958) por encargo para esa ubicación. Las obras de Urzay se encuentrar frente a la puerta de entrada principal a la torre, en el imponente vestíbulo del edificio, tan grande que en su interior han plantado olivos. En la planta de acceso al edificio también se han instalado un mural de Jesús Mari Lazkano y una escultura de Cristina Iglesias.
Urzay explicó ayer que ve la Torre Iberdrola desde su casa y observa los cambios que se reflejan en su superfice con el paso del día a la noche. "Es una catedral gótica que emite una luz profana", dijo. "En la noche más que el edificio veo sus puntos de luz".
Como la torre diseñada por el arquitecto César Pelli, con sus 165 metros de altura cubiertos por una piel de cristal, los cuadros de Urzay tienen una superficie brillante, sobre la que ayer a mediodía se reflejaba la luz, impidiendo apreciar los colores de las obras. "Buscan un punto de vista nómada, que para observar las obras debe cambiar a lo largo del día, en función de la posición del sol", explicó el artista.
En el origen de las imágenes se encuentran las fotografías nocturnas de la torre que Urzay realizó en varios días sucesivos. Tomó alrededor de 300 fotos con el procedimiento de los camera-strokes, en la que el fotógrafo mueve la cámara durante los segundos (de cinco a siete) que dura la exposición. El artista eligió noches en las que el cielo y el edificio llegaban a confundirse y la vista solo distinguía las luces de la torre. Urzay procesó las imagenes con el ordenador antes de imprimirlas sobre un soporte de aluminio y tratarlas con resinas y pigmentos. "No son una parte estructural del edificio pero espero que lleguen a ser una parte importante del contenido emocional del mismo", señaló.
El mural de Lazkano (Bergara, 1960), Natura Imaginis - una recreación de las raíces del paisaje de Urdaibai pintada sobre una superfice de 14 por seis metros- no se ve desde el lugar donde se exhiben la pareja de obras de Urzay. La escultura de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956), unas celosías colgadas del techo, quedan sobre la entrada del auditorio, en el punto de la torre que mira a la Ría y el paseo de Abandoibarra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de octubre de 2011