El 4 de marzo de 2010, la sede oficial de la Unión por el Mediterráneo (UpM), en el Palacio de Pedralbes, echó a andar con una ceremonia especial. Las banderas de los 43 Estados miembros fueron izadas al mismo tiempo, tras la toma de posesión del secretario general, el jordano Ahmad Masadeh. Un gesto con el que España, y especialmente Barcelona, escenificaban su nueva centralidad del mare nostrum. Sin embargo, la actual suciedad y dejadez de las insignias se aleja bastante de aquellos días gloriosos. Un portavoz del organismo internacional asegura que las nuevas ondearán, a más tardar, la próxima semana.
Los transeúntes que estos días caminan por la avenida Diagonal pueden observar una bandera de Argelia completamente deshilachada y una de Chipre donde se confunden el blanco del fondo y el amarillo de la silueta de la isla, por ejemplo. La vida de las banderas suele ser efímera: su continua exposición al viento, al sol y a la suciedad obligan a cambiarlas con frecuencia. Son una apuesta ornamental arriesgada, como los jardines. O los mimas o el paso del tiempo no perdona.
Un portavoz de UpM aseguró que las insignias se cambiarán durante la próxima semana. "Es cierto que algunas están viejas, pero es difícil encontrar banderas de estos países en Barcelona. Debemos recurrir a las embajadas o los consulados de los países miembros", puntualizó. Pedralbes alberga a los vicesecretarios y altos funcionarios de la Unión, cuyo presupuesto anual es de 6,2 millones de euros. La mitad sale de las arcas de la Comisión Europea y la otra mitad la aportan los países miembros. La Generalitat de Cataluña invirtió una cantidad similar en la adecuación del palacio.
El estancamiento de los acercamientos en el conflicto árabe-israelí ha hecho imposible la celebración de la gran cumbre euromediterránea, que debió realizarse a finales del año anterior. Aún no se sabe la nueva fecha. Además de impulsar iniciativas comunes en áreas como infraestructuras, economía y educación, el proyecto bandera de la Unión es la limpieza del mar Mediterráneo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de octubre de 2011