Leo atentamente la entrevista al premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, Zigmunt Bauman, y me produce un pensamiento emocionado: decepción. Define el 15-M como emocional y falto de pensamiento.
Siento que no capte el clamor de multitud de seres humanos que expresan de forma bastante civilizada que es necesario cambiar el orden de prioridades en la mente de los dirigentes del mundo, y piden que se enfrenten con todas "sus armas legales" al "terrorismo financiero" que amenaza día a día a millones de personas con la pobreza más absoluta.
Además de la emoción de la protesta, estos ciudadanos aportan posibles soluciones que los políticos no se atreven a poner en práctica. Me quedo con las emociones y pensamientos de otros veteranos en la lucha por un mundo mejor: Stéphane Hessel y José Luis Sampedro a la cabeza, y tantos otros que anónimamente colaboran.- Alicia Recio. Toledo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de octubre de 2011