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Despliegue para echar a Concepción

La policía disuelve la protesta formada en su defensa y desaloja a una mujer y sus dos hijos, obligados a abandonar su vivienda del Ivima por impago

Ni insultos ni provocaciones de ningún tipo. La policía está cansada de las críticas y ayer advirtió a los concentrados contra el desahucio de una familia en Leganés de que habría detenidos si no respetaban al cuerpo. Los agentes entraron al trapo a la primera de cambio en cuanto se escucharon a las ocho de la mañana cánticos como "ser policía, vergüenza me daría".

"Ser policía no es una vergüenza, como tampoco lo es ser médico", respondió uno de los agentes a la veintena de personas y, tras ello, comenzó a identificar a los que profirieron los gritos. Así comenzaba la jornada de protesta en la avenida María Moliner, frente a la vivienda de una mujer que más tarde sería desahuciada de su casa. Los numerosos agentes de la Unidad de Intervención Policial, más conocidos como antidisturbios, llamaron la atención a lo largo de la mañana a todo aquel que levantaba la voz más de la cuenta. El día anterior dos mujeres fueron detenidas en otra protesta similar, también en Leganés, por "desobediencia a la autoridad".

Los agentes advierten a los concentrados que no tolerarán los insultos al cuerpo

La protesta llegó a tener un centenar de personas concentradas frente a un bloque de viviendas del Ivima, pero esta vez no consiguió paralizar el desahucio de la familia. Concepción Gil, de 41 años, y sus hijos de 18 y 16, tuvieron que dejar su casa en torno al mediodía. La comisión judicial llegó a las 11.40 y 15 minutos más tarde salió junto a los dos jóvenes conmocionados. Tenían que abandonar su casa con lo puesto. Los concentrados les chillaban "no estáis solos" en muestra de apoyo mientras el numeroso despliegue policial mantenía el cordón alrededor de toda la manzana del edificio.

La madre de los jóvenes no llegó a salir del bloque porque se encontraba sedada. Por la mañana sufrió un ataque de ansiedad y taquicardias que ella definió como "brincos" en el corazón, según el informe del Summa 112 que ha tenido que atender a la mujer. Tras el desahucio, se alojó en casa de una vecina con algo de ropa mientras sus hijos buscaban solución a la situación junto a los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y la federación local de asociaciones de vecinos de Leganés que acudieron a la protesta. Como primera opción, el hijo menor, de nombre Adrián, pensaba en ir a dormir a casa de sus abuelos en Orcasitas. Los vecinos y demás concentrados les alentaban a reocupar por la fuerza su propia casa una vez que la policía se hubiese marchado.

La familia llevaba 12 años en la misma casa del Ivima y, según los vecinos, no pagaba el alquiler de 34 euros al mes desde hacía 10. Un abogado de la PAH intentó asistir a los desahuciados, pero la policía no le dejó acceder a la vivienda para hablar con la familia porque no era el mismo letrado que les había representado hasta el momento en el proceso judicial. El abogado Juan Moreno explicó que la familia acumuló entre los años 2000 y 2007 una deuda de 20.000 euros. Se intentó saldar la deuda en 2007, pero el Ivima no lo aceptó porque, según Moreno, habría sido como reiniciar todo el proceso de desahucio.

Aunque los concentrados tenían pensado acampar la noche anterior para tratar de impedir el desalojo, solo cuatro o cinco personas pernoctaron en el portal. A primera hora de la mañana tuvieron que marcharse ante el requerimiento policial. Seis horas más tarde, todos los enseres de la familia se amontonaban en la calle junto a dos camiones de mudanza y la puerta de la casa quedó soldada.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de octubre de 2011