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CARTAS AL DIRECTOR

Reino Unido y la eurozona

Me ha sorprendido ver en la edición de EL PAÍS de ayer un editorial en el que se insinuaba que la solución a la crisis de la eurozona estaba siendo obstaculizada por algunas "maniobras de Londres" y de otros países que no son miembros de la misma. Evidentemente, es cierto que Reino Unido decidió permanecer fuera de la moneda única, entre otros motivos, por considerar que para que dicha moneda pudiera sobrevivir era necesario que el grado de convergencia fiscal y económica fuera significativamente más elevado. Lamentablemente, esto ha resultado ser cierto, por lo que ahora el consenso generalizado reclama una mayor integración dentro de la eurozona. Reino Unido no desea, de ningún modo, obstaculizar este proceso. Es más, el éxito de la eurozona es crucial para nuestros propios intereses económicos.

Sin embargo, los miembros de la eurozona no pueden simplemente ignorar la voluntad e intereses de otros países que no son miembros de la unión monetaria, mientras procuran encontrar la solución a la crisis. Las políticas y medidas que la eurozona implemente han de ajustarse a las normas establecidas en los Tratados de la Unión Europea en torno a asuntos tales como el mercado único, o al menos, dichas medidas han de reunir las condiciones para obtener el asenso de los países que no son miembros en el caso de que sea necesario modificar dichos textos. Y cualquier modificación de los Tratados ha de ser aprobada por los 27 Estados miembros. No es algo fuera de lo razonable el que los países de la UE que no son miembros de la eurozona quieran asegurarse de que las medidas que los miembros vayan a implementar no vayan en su detrimento. Insinuar, tal y como hace el mencionado editorial publicado en su periódico, que Reino Unido simplemente debería hacerse miembro de la eurozona es simplista y pasa por alto la realidad política actual.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de octubre de 2011