Dijo Jeffrey Sachs hace un año, y sigue siendo verdad, que estamos acercándonos peligrosamente al desastre climático. Nos estamos acercando y si no nos movilizamos mucho casi seguro caeremos todos. Los que consumimos y los que no consumen, los que intentan que cambiemos y los negacionistas. Nuestra última esperanza parece ser la Conferencia de Durban que empieza el 28 de noviembre. Pretende renovar por fin el Protocolo de Kioto. Por ahora va muy mal. En la preparación están frenando demencialmente, junto a Estados Unidos con su suicida Tea Party, Rusia, Japón y Canadá que ya han dicho por activa y por pasiva que solo van a aceptar los compromisos que acepte Estados Unidos. Todos, desde los indignados a los indignantes satisfechos tenemos motivos de activarnos. En lo más inmediato, votando con inteligencia para conseguir un Congreso potable y despierto, capaz de declarar la guerra al cambio climático, como acaba de exigir Felipe González. Ánimo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de octubre de 2011