"Tal vez tenga que morir, pero antes tú, mi tirano y mi atormentador, maldecirás al sol que alumbra tu desgracia", escribió Mary W. Shelley en Frankenstein, en boca de su monstruo, creando así una relación física, científica y literaria entre el hacedor y su obra. Un relato que recupera de forma libérrima Kornél Mund-ruczó en Semilla de maldad, experimento metacinematográfico más interesante en la teoría que en la práctica, en el que el iniciador de la vida es al tiempo padre sanguíneo y director de una película (cine dentro del cine), y la criatura es hijo ilegítimo y protagonista del relato de ficción. Además, el intérprete del director de la película inmersa en Semilla de maldad es el propio Mundruczó, añadiendo así ribetes diabólicamente perversos. Suena a engorroso embrollo y en verdad lo es. Su sistemática cámara al hombro, sus diálogos mínimos y sus bruscos cortes convierten el relato en algo menos sórdido que soporífero.
SEMILLA DE MALDAD
Dirección: Kornél Mundruczó.
Intérpretes: Kornél Mundruczó, Rudolf Frecska, Lili Monori, Kitty Csikos.
Género: drama. Hungría, 2010.
Duración: 105 minutos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de octubre de 2011