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COLUMNA

Alcoy rompe su aislamiento

Con la apertura del tramo que salva el Barranco de la Batalla, la autovía que conecta Alicante con Valencia por el interior ha quedado concluida. Se ha puesto fin, de este modo, a una obra que pareció inacabable en algunos momentos, y en la que surgieron decenas de contratiempos durante su construcción. Si decimos que se ha tardado más de veinte años en finalizarla, queda todo explicado. A las dificultades de la orografía -considerables en los últimos kilómetros- hubo que añadir, en no pocas ocasiones, las propias de la política. Felizmente, todo ha quedado resuelto. Es posible que el plazo tan dilatado que han exigido las obras haya restado algo de brillantez a su conclusión. Unas décadas atrás, cuando todavía pensábamos en el territorio valenciano de una manera global, el fin de la autovía central se habría considerado de la mayor importancia. La impresión que uno tiene ahora es que esas ideas han perdido peso, y toda la atención está puesta en el corredor mediterráneo.

Si el efecto de la autovía en el conjunto de la Comunidad Valenciana está por ver, su importancia para las comarcas de L'Alcoià y El Comtat queda fuera de duda. Los alcoyanos han sido, naturalmente, quienes más se han alegrado por la terminación de las obras. Muchos habrán tenido la impresión de que caía la última barrera que les aislaba del exterior. Es probable que esa barrera fuera, en los últimos tiempos, más psicológica que real, pero el alcoyano vivía con una permanente sensación de aislamiento que ahora se ha quebrado. ¿Afectará el hecho a la personalidad de Alcoy? La pregunta no es retórica porque estamos ante una de las poblaciones valencianas de mayor carácter, que, en buena medida, es resultado de su apartamiento. La facilidad de las comunicaciones hará que, a partir de ahora, la ciudad sea mucho más permeable a las influencias.

La terminación de la autovía supone un reto para los alcoyanos al romper el aislamiento tradicional de la ciudad. Ahora, deberán demostrar qué son capaces de hacer. Alcoy se había refugiado en la dificultad de las comunicaciones para justificar el estado de atonía en que vive desde hace tiempo. Los indicadores económicos más solventes señalan que la población no ha dejado de perder cuota de mercado en los últimos veinte años. La decadencia es perceptible para cualquier observador, y todo señala que se agravará con la actual crisis económica. La época de gobierno municipal del Partido Popular fue de una lasitud exasperante que el alcalde, Jorge Sedano, trató de combatir repitiendo que Alcoy vivía el mejor momento de su historia. En el mejor momento de su historia, Alcoy fue incapaz de crear un palmo de suelo industrial.

La finalización de la autovía central será una buena piedra de toque para comprobar la eficacia de las infraestructuras. Quizá como resultado de largas abstinencias pasadas, últimamente hemos desarrollado una alarmante fascinación por estas obras. De hacer caso a lo que dicen algunos empresarios, todos nuestros problemas se arreglaban con nuevas infraestructuras. Ya pueden repetir los expertos que estas obras son bien poca cosa si no las acompañamos de otras acciones económicas y sociales... Nada. Apenas acabada la autovía central, los alcoyanos ya se lamentan por haber sido marginados en el trazado del corredor mediterráneo. Pero nadie dice nada sobre la utilización de la autovía Sax-Castalla, que tantos beneficios debía deparar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de octubre de 2011