Pese a las lluvias de los últimos días, la persistente sequía ha dejado los embalses de la cuenca del Ebro al 40% de su capacidad. Este bajo nivel de reservas -a la espera de ser corregido por lluvias más abundantes durante este otoño- deja huellas visibles en el cauce del río. Es el caso ilustrativo de la fotografía, tomada el martes en Tortosa (Baix Ebre) y en la que, a escasos metros del monumento a la Batalla del Ebro, junto al barrio de Ferreries, queda al descubierto buena parte del lecho del río. Y eso a pesar de que el pantano de Mequinenza lleva ya unos días desembalsando agua para mantener el caudal ecológico del río.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de noviembre de 2011