Una grúa pluma, dos palas de grandes dimensiones y varios camiones trabajaron ayer para retirar los escombros que cayeron sobre el cuerpo encamado de José Aguilar. El anciano de 94 años vivía solo y no podía moverse. El inmueble de tres alturas que solo ocupaba él, en el bajo, se desplomó a las seis de la madrugada. Diez horas más tarde apareció el cadáver.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de noviembre de 2011