La lectura del artículo de Juan Luis Cebrián en EL PAÍS del 2 de noviembre de 2011, Decir la verdad, responde a la demanda de mucha gente entre las que me incluyo. Con la campaña del 20-N tan próxima, quiero demandar a uno de los candidatos, a Rubalcaba (al otro ni se me ocurre), que diga la verdad.
Todo apunta a que el PSOE, con Rubalcaba a la cabeza, va a la escabechina. No tienen nada que perder, pues. Díganos usted la verdad, no nos venda humo, como su contrincante. Aclárele a los españoles a qué se puede usted comprometer; trátenos como a adultos. A pesar de los presagios -la escabechina-, todos sabemos que "más adelante hay más". Si hay que ir, se va -a la escabechina-, pero cuéntenos la verdad, no nos subestime, sabemos que la crisis económica es global, que por tanto necesita soluciones globales y que se caracteriza por el fracaso de la política y sus líderes.
Sabemos que el margen de maniobra para quien gobierne después del 20-N, es muy escaso, solo cuestión de matices; pero estos matices son importantes. Aunque el 20-N se confirme lo que parece inevitable, su derrota, ¿sabrá dejarnos en la memoria algo que podamos recordar dentro de cuatro años? ¿Una idea, una voluntad alrededor de la cual se pueda configurar otra alternativa?
Díganos la verdad, pero no solo lo que el programa de Rajoy y del Partido Popular esconde; la barbaridad de dejar a los trabajadores al albur de "negociar" su sueldo y sus condiciones laborales en cada empresa con un ejército de reserva de cinco millones de parados o la oferta de conceder por 30 años los hospitales de la Comunidad de Madrid a las constructoras de los mismos, o la semiprivatización de servicios públicos como Renfe y otros, que también. Díganos algo más. Por favor. La verdad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de noviembre de 2011