La quinta provincia comienza a estar en España. En la primera década de este siglo los gallegos firmaron 628.000 contratos fuera de la comunidad autónoma. En el periodo comprendido entre 2003 y 2010, 315.155 personas encontraron empleo más allá del Padornelo y entraron en la comunidad otras 186.469, "lo que determina un saldo neto de expulsión de mano de obra de 128.686 personas", según el estudio de la Universidade de A Coruña.
El perfil del nuevo emigrante gallego coincide con el de un varón que, al menos, posee la enseñanza secundaria y que busca suerte en el sector servicios (un 62%), y en menor medida en la construcción (dos de cada diez).
La emigración femenina va dirigida al sector servicios de forma abrumadoramente mayoritaria, casi nueve de cada diez. En suma, seis de cada diez contratados de uno u otro sexo "presentan un grado de cualificación significativo".
Los hombres ocupan nichos de empleo en la pesca y agricultura, la industria manufacturera, como operadores de maquinaria y en otras tareas que no requieren cualificación. La presencia femenina es más amplia en labores de tipo administrativo, en servicios de restauración y comerciales.
Los destinos de esta fuga silenciosa pero constante que revela el informe coinciden con los que prefiere el colectivo de universitarios: Madrid, Cataluña y Canarias encabezan el ránking. Son lugares con salarios muy superiores a los que se ofrecen en la tierra de origen y que, además, facilitan más contratos indefinidos por trabajar menos horas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de noviembre de 2011