Francamente, resulta ya cansado tener que seguir luchando por lo evidente. Los profesores de la enseñanza pública estamos permanentemente siendo bombardeados por declaraciones de quienes, en especial Esperanza Aguirre, nos acusan de dedicar pocas horas y esfuerzo a nuestra profesión. Dejando aparte todo el trabajo que cada día nos llevamos a casa o tenemos que adelantar en ella, yo solo quiero hacer una reflexión para los ciudadanos.
¿Saben ustedes que, según las normas que regulan nuestra labor, las actividades extraescolares y complementarias son voluntarias, tanto para el alumnado como para el profesorado? ¿Se dan cuenta de que todas esas excursiones, visitas culturales, concursos artísticos y literarios, viajes, competiciones, asistencias a representaciones teatrales o proyecciones de cine, etcétera, se basan en un trabajo que los profesores llevamos toda la vida regalando -y cargando con la responsabilidad de su ejecución- y que ahora, además de no pagado, resulta que tampoco es siquiera agradecido? Llevo más de 40 años en la enseñanza, y ya cansan tanta injusticia e ingratitud.
Y qué les voy a decir sobre el profesorado interino -aunque no es mi caso- a quien primero se rebaja el sueldo, que para eso es funcionario y tiene trabajo seguro, e inmediatamente después es puesto en la calle. Profesorado interino, que es como una unidad de medida de la explotación: desarrollando la misma labor que los profesores numerarios pero cobrando mucho menos y pudiendo ser despedido en cualquier momento sin explicaciones ni indemnización.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de noviembre de 2011