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música clásica

Un compositor que te atrapa

Concierto monográfico con obras de Joan Guinjoan de 1968 a 2007. Con Iñaki Alberdi (acordeonista), Pilar Puente y Antonio Narejos (pianistas), Juanjo Guillem y Rafa Gálvez (percusionistas). Series 20/21, CNDM. Auditorio Nacional, 3 de noviembre.

A finales de este mes de noviembre, el compositor catalán (de Ruidoms, Tarragona, para más señas) Joan Guinjoan cumplirá 80 años. Madrid le ha rendido un homenaje, con entrega de una placa de la Fundación Autor, con un discurso lúcido y afectuoso de Tomás Marco, y con un excelente concierto con varias de sus obras, en un abanico que abarca desde 1968 hasta nuestros días. En la introducción al libro de reflexiones de Joan Guinjoan Ab origine, Montserrat Albet sacaba una conclusión que no ha perdido un ápice de vigencia. "La música de Joan Guinjoan", decía, "se nos presenta tan libre y tan pura que parece escrita con la astucia y la inocencia de un hombre que ha sabido permanecer niño".

A un compositor tan entrañable, comunicativo, espontáneo y hasta campechano como Joan Guinjoan es imposible no quererle. Es algo que se comprobó anteayer en la entrega entusiasta con la que tocaron los intérpretes y también en los cálidos aplausos con los que el público -con una representación importante de compositores de varias generaciones- manifestó estar a su lado. En Sonidos de la tierra, con un magistral Iñaki Alberdi al acordeón, Guinjoan volvió a los recuerdos de infancia de su primer instrumento. Flamenco tiene como antecedentes su Homenaje a Carmen Amaya para seis percusiones y Jondo para piano. Es una recreación original y muy elaborada de un universo que le fascina. Compuesta para dos pianos, en tres partes, permitió comprobar el extraordinario momento interpretativo que atraviesa Isabel Puente -la segunda de las piezas fue particularmente inspirada- y su compenetración con Antonio Narejos. La percusión estuvo presente en las otras tres obras del programa, desde Tensió-Relax para solista hasta Cinco estudios para dos pianos y percusión. Tanto Juanjo Guillem como Rafa Gálvez dejaron por las nubes el nivel de neopercusión, el grupo al que pertenecen y que, en cierto modo, era la cabecera del concierto. La figura de Guinjoan ha salido magnificada con este concierto. Por la belleza de sus creaciones, pero también por otras muchas cosas. Es un motivo de alegría este reconocimiento.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de noviembre de 2011