Los últimos conflictos bélicos producidos en el norte de África han dejado al descubierto una tendencia escalofriante: los medios de comunicación utilizan indiscriminadamente el contenido visual que estos enfrentamientos les proporcionan. Y más allá de la finalidad informativa, se recrean en estas imágenes. La muerte de Muamar el Gadafi es un claro ejemplo. Hemos visto grabaciones y fotografías de su asesinato desde todos los ángulos, y con ello hemos olvidado el derecho de dignificación de una víctima así como la sensibilidad del lector-espectador. En otros países esto es impensable. ¿Hasta dónde podemos llegar? Si las leyes no ponen límites, guiémonos por el sentido común.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de noviembre de 2011